Habilidades interpersonales
La comunicación se establece a varios niveles. El más directo es la comunicación verbal, pero no es menos importante la comunicación no verbal. La forman las expresiones y el lenguaje corporal que muestran emociones diversas: desde alegría, entusiasmo y motivación; hasta incomodidad, enfado o estrés. Alguien con capacidades sociales debe detectar esas señales en los demás y ser capaz de transmitirlas, en su caso, de la forma más adecuada. Además, la comunicación necesita estas habilidades interpersonales fundamentales:
- Saber escuchar. La escucha activa es el eje principal de estas habilidades. Para comprender hay que saber escuchar (ir más lejos que el simple acto de oír). La escucha activa significa prestar atención y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla, lograr identificar lo que realmente desea comunicarnos, sus objetivos y sentimientos. No siempre resulta fácil porque la comunicación está expuesta a ciertas limitaciones, prejuicios o temores.
- Respeto y tolerancia. Valorando la palabra de quien habla, como persona con los mismo derechos que los míos. Es la capacidad de entender la diversidad y las diferencias sociales y culturales sin prejuicios, demostrando que abrimos el camino hacia una comunicación honesta y sincera
Las habilidades interpersonales en la empresa.
A nivel profesional, las habilidades interpersonales configuran uno de los elementos clave para los empleadores en los procesos de selección. Casi todas las ofertas de trabajo además de capacidades técnicas específicas inciden en poseer habilidades sociales. La gran importancia de estas habilidades para las empresas está muy clara ya que hoy en día se valora mucho el trabajo en equipo, y la productividad se ve beneficiada con el establecimiento de relaciones laborales más sanas y responsables. Son necesarias en toda la estructura jerárquica, del nivel más alto al más bajo. En la empresa, además del trabajo en equipo, son muy valiosas estas tres habilidades:
- Liderazgo: supone saber dirigir equipos de trabajo eficientes, integrados y motivados hacia unas metas efectivas. Saber sacar lo mejor de todos ellos, promoviendo el desarrollo de todas sus capacidades.
- Motivación: además de la motivación propia, motivar a los demás significa reconocer su esfuerzo y valorar su trabajo, indicando la importancia que tiene para lograr los objetivos planteados.
- Resolución de problemas: es necesario estar relejado y en calma para confrontar una situación comprometida, y ser justo y coherente con todas las partes. El objetivo es explicar de forma objetiva la causa del problema y obtener compromisos para eliminar las diferencias. Siempre hay que actuar de forma amistosa y constructiva, sin complicar aún más las cosas.
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